Olvidé las horas muertas:
vi el agua,
la flor de mayo y tu nombre
tatuado en la arena.
Fue cuando el tiempo
dejó de existir.
De Espina de maguey, Mariana Vacs (Rosario).
Un verso puede ser el mejor mantra/ que repetís como una plegaria/ cuando la poesía pasa.
viernes, 3 de julio de 2015
Soneto XXIII
En tanto que de rosa y de azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se encogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Garcilaso de la Vega
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