IV
Ese cactus
que compartimos
hace mucho
se parece a este obelisco
que lastima mis manos
con sus púas
y su espacio robado
al nuestro.
Carlos J. Aldazábal
Un verso puede ser el mejor mantra/ que repetís como una plegaria/ cuando la poesía pasa.
miércoles, 31 de agosto de 2016
viernes, 12 de agosto de 2016
Ahora - Griselda García
EL DIQUE
En las últimas vacaciones Papá
construyó un dique en el río.
Le llevó toda la mañana.
Cuando terminó, el sol
había bronceado su espalda.
El agua nos llegaba a los tobillos
nos metíamos en zapatillas
para que los pies no dolieran.
En ese mismo río esparcimos
sus cenizas pocos años después.
Mamá llevó flores y una botella de vino.
No había nadie ese día
solo un hombre acostado en la arena
que al ver la botella gritó de satisfacción.
A Papá le hubiera gustado, pensé
y entrando al agua rompí el dique.
viernes, 5 de agosto de 2016
¿Quién?
¿Quién me despertará si no este río?
Viene desde la infancia
y lleva piedras grandes en lugar de navíos,
ramas sueltas, velámenes rotos
y un camalote para señalar que corre aún.
Un impulso lo ciega,
una columna de humo lo sigue desde la orilla,
dos motas de polen marcan el rumbo.
Quiero asirlo, pero no puedo: es de agua,
recoger la espuma y no alcanzo: se aleja,
respirar su perfume,
pero no es de aquí: resuena en mi cabeza.
Con dedos lisos golpea los postigos
y abre los picaportes:
en su cama de aullidos duerme el tiempo.
Rafael Felipe Oteriño
Viene desde la infancia
y lleva piedras grandes en lugar de navíos,
ramas sueltas, velámenes rotos
y un camalote para señalar que corre aún.
Un impulso lo ciega,
una columna de humo lo sigue desde la orilla,
dos motas de polen marcan el rumbo.
Quiero asirlo, pero no puedo: es de agua,
recoger la espuma y no alcanzo: se aleja,
respirar su perfume,
pero no es de aquí: resuena en mi cabeza.
Con dedos lisos golpea los postigos
y abre los picaportes:
en su cama de aullidos duerme el tiempo.
Rafael Felipe Oteriño
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