Gatos de Cheshire en Vida de Gatos  
de María Laura Decésare 
29 de noviembre de 2012 
Ella 
Ya me he quitado
la túnica, 
¿tendré que vestirme?:
ya me he
lavado los pies, 
¿me los
vuelvo a manchar? 
Cantar de los cantares 
Caminan con mucho cuidado, se
mueven lentamente, se acurrucan en una esquina se acarician contra una pared.
No saltan de manera abrupta ni tiran en el camino nada que se les interponga.
Se quedan sentados o recostados en un sillón mientras mueven la cola con
suavidad. No hay ruidos ni latido o respiración que denuncie su presencia. Así
se mueven, con exquisitez, estos felinos domésticos por las piernas y los poemas
de María Laura Decésare. Se encuentran encerrados entre paredes, puertas con
mirilla, camas con sábanas, pesadillas y sueños. Estos animales son una presencia,
el libro se llama Vida de gatos, en
ausencia. 
"Me despierta 
con su pata sobre mi cara 
lo miro de reojo sin entender 
el coraje en su mirada. 
Será que una vez más 
me salva la pesadilla 
para aliviar con su ronroneo 
el sobresalto anterior." 
Así, en estos delicados poemas,
de versos cortos, adjetivación austera, lenguaje simple; los seres vivos se
mecen con sumo cuidado entre las cosas de una casa, el cuarto, algún
rinconcito, el pequeño balcón, "ese punto minúsculo". Un macho y una hembra
que se encuentran y se desencuentran, que juegan en la sala, que respetan silencios
y el instante para el amor. Un gato, una gata y las miradas que se descubren en
el brillo de los ojos del otro. 
"¿Y la magia de dormirnos abrazados? 
Ahora, un lienzo de algodón 
es lo único que nos une. 
Subo a la almohada de los milagros 
y caigo en el torrente 
del día a día que decreta 
el final de la jugada." 
Vida de gatos describe un mundo
amoroso, de la madre, del padre, de la amante, de la solitaria, casi sin
decirlo ni nombrarlo. Sus poemas, como una gata silvestre, van y vienen por la
comisa de las pequeñas cosas del vivir cotidiano como si el día a día o la noche
a noche fuera caminar por los bordes de un laberinto que no conduce a ninguna parte,
salvo que la vida, como la de los felinos, pasa y de un momento a otro, de
manera abrupta envejecen. 
"La soledad llegó sin permiso y 
se acomodó cerca de la almohada 
que conserva aún 
la tibieza del rostro fugitivo. 
Ella no pudo hacer 
ni decir nada. 
Quedó aturdida 
mirando la puerta 
hasta que un rayo de sol 
sosegó la pena de su cara." 
Es que María Laura Decésare
construye un sutil laberinto de poemas que seducen y engañan porque nos llevan
a lugares que al principio no reconocemos, y hasta resultan agradables, pero
que al trasponer trampas y chocarnos con sus falsas salidas se tornan un
cerrojo incierto. 
"Sin aviso 
llegan al atardecer las dudas 
y vuelvo mis ojos al techo 
donde una luz difusa 
abre un camino 
que recorro descalza. 
A ciegas sigo tu sombra 
sin que me importe 
repetir el camino de regreso." 
Libro del silencio, "el
miedo consume la casa / arruina su silencio", discípulo de La letra muda publicado en el 2010,
también en Ediciones del Dock, Vida de
gatos parece por momentos cargado de gatos de Cheshire, aquel imaginado por
Lewis Carroll para Alicia en el país de
las maravillas (1865) que se hacía invisible y visible según su deseo: a
veces su cuerpo desaparecía y no su cabeza, otras veces quedaba solo su sonrisa.
Digo, Vida de gatos posee una
secuencia de poemas que no están aislados ni solos sino unidos por una leve
trama de esa elipsis que en la retórica se llama silencio o blanco;
"consiste en dejar sobre la línea, 'como si faltaran palabras', un espacio
vacío que simboliza un silencio"¹. Una presencia en ausencia, al modo de
una gata sentada quieta y dormida hace horas. Una gata que ya nadie ve ni
percibe, como si no estuviera; aunque existe como una "gata
encerrada" con la que juntos y siempre caemos en su propia trampa etérea e
invisible, como el viejo gato de Cheshire. 
"Ella no eligió la soledad 
sin embargo cae una y otra vez 
en sus redes 
y aunque el gato 
intenta sostenerla con su ronroneo 
no alcanza para aliviar 
el peso de la cruz." 
Por Yaki Setton. 
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| Yaki Setton | 
Texto leído en La Casa de la lectura, 2012.
¹. Helena
Beristáin, Diccionario de retórica y poética, México, Porrúa, 1995, p. 83. 








 
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