Mi mano derecha, producto inmediato
de mi conciencia
a tientas ensaya su libertad
al borde de la ventana
que una vez más se abre hacia la calle.
Cuando allá abajo
el poema cotidiano del mundo
empieza a escribirse
lentamente despierta mi mano derecha:
desplazándose en la primera luz 
con un fluido porvenir extraordinario.
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| Joaquín Giannuzzi | 


 
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