Entendemos que el hombre en la película
buscaba una mujer con la boca pintada.
Pero el mismo episodio, en nuestro caso, fue bastante
distinto.
Primero comenzaste con las uñas
y al llegar a los labios yo leía un poema,
disimulaba un poco.
En los cortos minutos de la escena en pantalla
atisbamos lo eterno:
la pregunta sobre cómo se volvió celuloide
la historia de ese hombre alucinado.
Y después ocurrió.
Imaginé violines
porque sonó un chirrido de metal sin aceite.
Y encontré una respuesta aproximada.
Esa respuesta dice
que la escena es la misma.
Aunque la duda insiste.
Fue por la música y la luz
que crecieron ahí, detrás del ascensor.
Habrá que ver el final,
cómo sigue la trama,
cómo vuelvo a existir sin tu perfume.
Del libro Camerata Carioca, el suri porfiado, 2017.
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