Continuando con el ciclo, recibimos con alegría a
Diana Bellessi, nacida en Zavalla, provincia de Santa Fe, que vive en Buenos
Aires pero durante el año pasa unos meses en su pueblo natal y otras temporadas
en su casa del Delta. Para comenzar, quiero recordar una cálida tarde de enero
de este año, junto a esta querida poeta, amiga y maestra a la que admiro, y que
hoy tengo el honor de presentar. En su casa de Zavalla mientras tomábamos unos
ricos mates, que Diana amablemente cebaba, Ingrid comenzó a contarle los
preparativos del Encuentro de la palabra
y le manifestó su deseo de tenerla nuevamente aquí, y así como quién ofrece una
porción de pan dulce “ese que adoraba su Padre” y que había comprado especialmente
para agasajarnos durante nuestra visita, Diana con alegría y sin vacilar aceptó estar presente esta tarde con todos
nosotros. Para mi asombro horas más tarde, ya en la heladería/café del pueblo
cuando ultimaban detalles de su venida a este predio, no sé cómo fue pero de
repente con su dedo me señaló para que fuera yo quién la presentara. Entre la sorpresa
por la propuesta, la alegría mezclada con vergüenza, dudé, sí, me quedé muda. En
silencio agradecí al cielo por su generosidad y cariño, y aquí estoy… aquí
estamos. Ahora sí, qué decir de Diana Bellessi que ustedes no sepan de esta
gran poeta argentina, de su infancia en el campo, de su vasta poesía, de sus
viajes, de los talleres que coordinó en las cárceles de Buenos Aires, de
las becas y premios recibidos: como la beca Guggenheim o el Premio Nacional de
Poesía. De su trayectoria podría estar hablando horas pero quién quiere seguir
oyéndome a mí estando Diana a mi lado, por eso prefiero dar paso a la autora de
La edad dorada que nos mira Desde el ventanal o Cuando canta el gallo y que sabe Tener lo que se tiene, aunque le “faltan
rastas en el pelo blanco de tan quemada por el lindo sol de marzo”. Sin demora
se aproxima la rebelión del instante con
una inconfundible voz, la misma que nos emociona en el documental El jardín secreto cuando afirma que “El
mundo se achata cuando no lo amás”. Ahora sí, ya se acerca con sus Pasos de baile ha llegado Diana hace
apenas unas horas de su pueblo natal, su querida Zavalla, para venir a leernos
sus poemas o poemitas como le gusta decir a ella. Démosle la bienvenida, recibámosla
con un fuerte y cálido aplauso como ella se merece.
Por María Laura Decésare.
En Tecnópolis.
28 de marzo de 2015.
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