jueves, 23 de noviembre de 2017

Trasposiciones de Carlos Aldazábal

Entendemos que el hombre en la película
buscaba una mujer con la boca pintada.

Pero el mismo episodio, en nuestro caso, fue bastante distinto.

Primero comenzaste con las uñas
y al llegar a los labios yo leía un poema,
disimulaba un poco.

En los cortos minutos de la escena en pantalla
atisbamos lo eterno:
la pregunta sobre cómo se volvió celuloide
la historia de ese hombre alucinado.

Y después ocurrió.

Imaginé violines
porque sonó un chirrido de metal sin aceite.
Y encontré una respuesta aproximada.
Esa respuesta dice
que la escena es la misma.

Aunque la duda insiste.
Fue por la música y la luz
que crecieron ahí, detrás del ascensor.

Habrá que ver el final,
cómo sigue la trama, 
cómo vuelvo a existir sin tu perfume.

Del libro Camerata Carioca, el suri porfiado, 2017.



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