miércoles, 17 de julio de 2019

Un poeta griego huye de Londres - Jorge Aulicino


Un formalista ruso lee a Rubén Darío

               Cuando quiero llorar no lloro

He visto cómo del marco nacen reflejos que hieren
el sentido final;
he visto cómo la estructura llamada básica
se convierte en el contenido de la forma;
cómo la ventana es el todo y la nada;
el flanco de una mujer, el absoluto.
Sobre mi mente volaron a menudo el ying y el yang
interrelacionados en conflicto, alejándose
de sí mismos como cuervos oscuros
acercándose silenciosos como anémonas.
En el fondo del acuario el pez muerto
me produce una piedad que me hace sentir falso
y desata mi llanto, aunque no quiera y me repito:
“no es por el pez que lloro,
no es por él, no es por
el pez”.
Y no sé por qué lloro.

De Un poeta griego huye de Londres, Jorge Aulicino, Griselda García editora, 2019.



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