Ahora
que soy el solo
el solo más solo
que todos los que me ven
me llaman el solo
-ellos no saben
lo que te amaba-
porque yo amé
una vez
con un amor áspero y dolorido.
Yo te amaba.
Y cuanto más te amaba
más te alejabas.
Y así me fui transformando
en este hombre solo
ya ni sé si triste
o acostumbrado.
Me llevo bien con la soledad
-digo-
él está solo
porque él lo eligió dicen.
Estoy solo
porque vos
no me elegiste.
Ahora sos diente de león en la brisa
yo
yo soy el solo.
Que el mar era mentira
el viento
y las mañanas
que no existía eso de la luz
ni las fieras en los bosques.
Que el cosmos era mentira.
Pero a lo lejos
el galope de un caballo
me hizo temblar.
Llorábamos al muerto
por lo no dicho
por lo vivido
y no
por los secretos
los aromas que pronto olvidaríamos
por la música.
Llorábamos al muerto
a cada muerto cada muerta
y rezábamos
a un Dios que no entendíamos
prendíamos velas
entre gladiolos y claveles
y llorábamos.
Al final quedamos solos.
¿Llorábamos al muerto?
Gustavo Tisocco, El solo, Halley
Ediciones.
foto: @gustavotisocc69 |
Lauri muchas gracias, un honor...!!!!
ResponderEliminarGustavo, sensibilidad y delicadeza. Gran poeta y persona. Un placer leerlo siempre. Gracias💜
ResponderEliminarMuy hermosos poemas, gracias por subirlos. Su de Iraola
ResponderEliminarHermosos poemas, con su tristeza a cueestas!
ResponderEliminarO. E. Romero
Excelentes!!! Un abrazo, Dolores Pombo
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