Cuando es temprano en la mañana
y el juego de las sombras apacigua
misterioso los fondos de la casa,
cuando la brisa no inquieta sino
que parece respiración viviente
entre las hojas, cuando el verde emerge
de su cauce oscuro y navega
hacia el verde inocente de la luz,
cuando todo despierta y después
se aquieta engarzado al silencio
temprano del día y suave y monocorde
grazna a lo lejos una gallineta,
cuando se hace por un momento el raro
equilibrio, frontera de la noche
ganada por el alba y es sereno,
es promesa, cuando nada esperamos
y cada segundo pesa en su bella
intensidad, pudiéramos ser felices.
DIANA BELLESSI |
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