miércoles, 1 de octubre de 2014

Una nadadora cruza las 103 millas

Una nadadora cruza las 103 millas
entre Cuba y Cayo Hueso,
sobre el atardecer encendido del mar Caribe;

desde un kajak alejan
a su alrededor los tiburones
con un aparato que emite ondas;

usa unas antiparras que permiten
la visión nocturna y a eso se limita
el despliegue tecnológico.

Cuando hunde la cabeza al nadar sucede
lo que importa: el ser frente al obstáculo elegido
para probar que es.

Se llama Diana Nyad
y ya cruzó
desde Bahamas, batió récords.

Tiene 61 años y no se detiene
mas que para beber unos minutos
en el apuro de esa inmensidad.

Cuando nada parece no haber llorado nunca,
cuando nada parece que la melancolía no le
                                                               /hubiese roto
los deseos nunca.

Cuando nada la fuerza
no es solo atributo
de los dioses.

Pero la marea en contra la obliga a desvíos hirientes
mientras el agua brilla
como una autopista interminable en la lluvia,

como una hoja de filodendro agigantado por la
                                                                              /lluvia
y el fracaso ahueca el aire
como un graznido.

Si abandona, la meta permanecerá, invisible
en la mañana después del cansancio,
en la noche anterior de la necesidad;

cuando crece la necesidad no hay sal, ni sed, ni sol
enceguecedor que melle
la voluntad de ir.

Pero ella nada ahora. Es dura, entrenó, bracea,
no se desgastó en lo inútil;
tiene 61 años y toda una vida de nadadora.



Alicia Genovese













De su libro, Aguas, Ediciones del Dock (2013).

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